La Respiración
La respiración es nuestro vínculo entre el cuerpo y la mente. El estado de nuestra mente, con sus patrones sociales y sus rutinas programadas, es la raíz de nuestro sufrimiento. Pero su actividad es demasiado sutil y abstracta como para que la mayoría de nosotros pueda trabajar con ella directamente. Por este motivo, necesitamos acceder a ella a través de su estructura externa: el cuerpo. El cuerpo es la expresión física de nuestro ser interior.
Todos nuestros miedos, esperanzas, recuerdos y sueños se pueden leer en la estructura y la actividad de nuestros cuerpos. La actividad del cuerpo que expresa la mente de forma más directa y fluida es la respiración.
Siempre se nos ha dicho en momentos de angustia y estrés que respiremos profundamente. La calidad de nuestra respiración y de lo que hagamos con ella está totalmente ligada a nuestro estado mental. Para transformar nuestro estado mental, el medio más directo y simple es probar un cambio de respiración liberando la tensión de los músculos respiratorios y sus cadenas musculares asociadas. Los Bandhas aún son más directos para transformar nuestra respiración y, en consecuencia, la calidad de nuestra mente.
Pero quizás la forma más simple y accesible de transformar la calidad de la mente es sincronizar el movimiento del cuerpo con nuestra respiración. Eso no depende de la capacidad torácica, la flexibilidad, la fuerza o el minucioso control respiratorio, sino que depende de nuestro estado de alerta, de ser consciente del proceso. La cultura actual nos lleva a la falta de consciencia respiratoria, pero la consciencia es inherente. Es una cuestión de interés. Si estamos interesados en algo no necesitamos esforzarnos para hacerlo. Si sólo nos interesa el resultado no es suficiente. Mover el cuerpo puede ser una experiencia fascinante. El solo hecho de caminar conscientemente puede llegar a ser una revelación. Caminar al compás de la respiración todavía más. La práctica continuada del yoga presupone una capacidad de sentir curiosidad por el cuerpo, por su movimiento y por su capacidad. Los que empiezan a hacer yoga porque creen que será bueno para ellos pero no tienen curiosidad, satisfacción ni ganas de hacerlo, abandonarán pronto.
Para mover nuestro cuerpo al son de nuestra respiración se requiere presencia mental. Éste es el poder de la sincronización respiración-cuerpo. Inmediatamente apacigua nuestra mente. Nos transporta de lleno al momento presente, liberándonos de la culpa y la ansiedad, del miedo y de la duda, de la esperanza y de la ambición. Incluso si no conseguimos una sincronización perfecta, se experimenta este efecto liberador. El esfuerzo mental que conlleva el intento de conseguirlo, aleja cualquier otra actividad mental. La sincronización respiración-cuerpo activa al instante la mente meditativa: la mente concentrada en el momento presente, una mente no fragmentada por el pasado y el futuro, esto y aquello.
La sincronización del movimiento con la respiración es fundamental para la práctica del yoga clásico. Se conoce como Vinyasa.
La clave del Vinyasa es fusionar respiración y cuerpo en uno en sus movimientos. El Vinyasa se usa en yoga de distintas maneras. Para empezar, se usa como la base de los saludos al sol que van bien para preparar la mente, el cuerpo y la respiración para que la postura de yoga funcione. También se usa en forma de movimientos unidos a la respiración que sirven de transición entre posturas. Por último, pero no menos importante, se usan para determinar la entrada y la salida de las posturas individuales. La presencia de Vinyasa es el sello de identidad de la práctica clásica del yoga. El poder y la belleza del yoga dependen de él en gran medida.
El elemento clave del Vinyasa es que cualquier movimiento coincide exactamente con la inhalación o la exhalación. Esta compenetración es total. El inicio de la inhalación (o exhalación) es también el comienzo del movimiento. El final de la inhalación (o la exhalación) es el fin del mismo. Este es el contexto básico de la sincronización respiratoria-corporal. Pero aún se puede llevar más allá. La velocidad del movimiento corporal también coincide exactamente con la velocidad de la respiración. Una inhalación y exhalación libres suelen tener un ciclo regular. Empiezan a baja velocidad, después sube un poco a una velocidad que se mantendrá constante durante todo el ejercicio para acabar disminuyendo hacia el final. La naturaleza y el tempo exactos de este ciclo dependen de la capacidad muscular y respiratoria. Permitir al cuerpo seguir este tempo lo más fielmente posible es un aspecto sutil e importante del Vinyasa. Cuanto más se consigue afinar esta sincronización, mayor es la concentración, la alerta y la internalización de la mente. La práctica Vinyasa a este nivel activa, a través de la actividad rítmica de la respiración (pranayama), la internalización profunda y meditativa conocida como Pratyahara, el quinto paso de la práctica clásica del yoga. El Pratyahara nos conduce, con la práctica, directamente a la meditación.