Últimos 6 Pasos de Patanjali

Path of Yoga

ASANA: Postura

Es sorprendente que en las antiguas escrituras de Asana no se explicaran con detalle las características de la postura para sentarse a meditar. Se dice sólo que tiene que ser una postura estable, en alerta y cómoda. Sin embargo, sentarse adecuadamente para meditar no es fácil y es necesario un entrenamiento físico con un profesor especializado. De igual modo, adquirir la conciencia corporal requiere tiempo y el entrenamiento Asana es realmente necesario. Tradicionalmente, el asana era visto principalmente como una manera de preparar el cuerpo para la meditación…

PRANAYAMA: Control Respiratorio y Conciencia Energética

A medida que ganamos conciencia de nuestro espacio interior y estamos menos distraídos por las tensiones musculares y los estímulos externos, podemos sintonizar más con la vitalidad o fuerza vital que circula por nuestro cuerpo, conocida como Prana. La respiración y nuestro estado mental tienen una relación que se puede observar; trabajar con nuestra respiración nos conecta y armoniza nuestras mentes, nuestra fisiología y nuestro Prana.

Ejemplos de Técnicas Pranayama:
Kapalabhati
Nadi Shodana
Anuloma Viloma
Sheetali

PRATYAHARA: Abandono de los Sentidos, Enfocando los Sentidos hacia Dentro

Muchas prácticas de yoga van dirigidas a la vida interior para poder entrenar la relajación de nuestros sentidos y que sean herramientas de “escucha interior” a la vez que recogen información del exterior. La palabra ahara significa “nutrición” y Pratyahara se traduce como “privarse uno mismo de lo que nutre los sentidos”. Cuando la mente registra un objeto a través de los sentidos, la mente se ve atraída a ese objeto. Con esta práctica, se corta la relación entre la mente y los sentidos, permitiendo que ambos descansen. Normalmente los sentidos se convierten en nuestros dueños en lugar de ser nuestros sirvientes, obligándonos a adquirir todo tipo de deseos incontrolados. En Pratyahara, cultivamos lo contrario: ponemos a los sentidos en su lugar, permitiéndonos responder de una manera creativa en lugar de reactiva. Esto es válido tanto en nuestra práctica de yoga como en nuestra vida en general. El Pratyahara también nos ayuda a desarrollar la intuición o sabiduría interior. Además, es imprescindible para el siguiente paso en el camino del yoga: la concentración.

DHARANA: Concentración, Conciencia de un Solo Punto

¡Importante no confundir con la concentración de tipo “ceño fruncido” de nuestra vida laboral! Es más bien el entrenamiento inicial de la mente para establecerse en la meditación. Se elige un elemento como la respiración, un mantra o un objeto y se entrena la mente para que se fije en este punto con el fin de frenar la verborrea mental. La idea esencial de este limbo es mantener la concentración exclusivamente en UNA dirección. Cuanto más nos esforcemos en concentrarnos en una única actividad mental, más fácil nos será deshacernos de las distracciones. Estamos a sólo un paso del Dhyana.

DHYANA: Meditación, Contemplación

Cuando la mente entrenada se calma, se alcanza una conciencia no-conceptual. Hablamos del reino de la meditación y es aquí donde podemos empezar a liberarnos de las tensiones internas y los patrones de pensamiento en nuestro cuerpo y mente. Cuando la mente está completamente concentrada, no hay fluctuación de pensamientos y se crea un sentimiento de absorción. El Dhyana es la puerta al Samadhi, el último paso en el camino de Patanjali.

SAMADHI: Conciencia Pura o Éxtasis Divino

Cuando se profundiza en la meditación, el Samadhi se extiende a niveles más profundos de absorción y se llega hasta capas más sutiles de la mente. El nivel más avanzado de Samadhi es la constatación de que estamos conectados a algo universal más allá de nuestro cuerpo y nuestra mente. Samadhi significa “aunar las distintas partes, fundirse”.

Estos tres últimos pasos están estrechamente interrelacionados y juntos son conocidos como Samyama: En el Dharana enfocamos nuestra mente estableciendo contacto con lo que sea el objeto de nuestra atención (la respiración, un mantra, una parte del cuerpo, una imagen, una noción, etc.). En Dhyana, la mente se conecta con el objeto de nuestra atención manteniendo su unión y estableciendo una comunicación o interacción entre mente y objeto. En Samadhi, la mente se mezcla y pasa a ser uno con el objeto de meditación.

Cuanto más profunda y consistente sea nuestra meditación, más fácil resultará vivir de acuerdo con los Yamas y los Niyamas. En este sentido, los Ocho Pasos de Patanjali están conectados entre ellos y se refuerzan los unos a los otros. Intentar vivir los Yamas y los Niyamas nos ayudará a practicar el Asana, el Pranayama, y la meditación. Y viceversa.